Me imagino que te refieres a las también conocidas como concatenaciones, figuras literarias que consisten en repetir, con toda intención, palabras o conceptos:
La plaza tiene una torre
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.
(Antonio Machado).
Aunque me veas por la calle,
también yo tengo mis rejas,
mis rejas y mis rosales.
(Antonio Machado).
‘Pide el pobre al rico, el rico al poderoso, el poderoso al rey’ (Gómez Arias).
‘Nací para vivir, viví, para crecer, crecí para envejecer, envejecí para morir’ (F. de Rojas).
‘¡Adiós! parecían decirme / sus melancólicos trinos, / ¡Adiós, hermano en los sueños! / ¡Adiós, inocente niño!’ (O. Andrade).
Esto cantan los salmos, esto dicen los profetas, esto anuncian los apóstoles, esto predican los evangelistas’ (Granada).
‘Ten cuidado con el crimen, / el crimen de tu beldad’ (Lugones).
Entran en tierra del rey, / del rey moro de Sevilla’ (Romancero).
‘¡Más rápido! ¡Más rápido! Entreabierto / allí está el porvenir en tu camino’ (R. Obligado).
‘Todo, todo cuanto tiene dará el indio, en un momento crítico, por un caballo’. (Lucio V. Mansilla).
‘Parece que los gitanos nacieron en el mundo para ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones, ...’ (Cervantes).
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
(Miguel Hernádez)
Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo.
(Miguel Hernández).
Sueña, sueña mientras duermes.
Lo olvidarás con el día. (Juan Ramón Jiménez).
No dejan ver lo que escribo, / porque escribo lo que veo. (Blas de Otero)
Pero, si te refieres a esta clase de retahílas:
Todos cuentan hasta ocho
en la casa de Pinocho
uno, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete y ocho.
