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La idiosincrasia de un pueblo se conjuga en su plenitud a través de las creencias populares, en donde la magia, la fe y la esperanza se entremezclan dando como resultado un mundo repleto de hierbas, velas e imágenes de santos que todo lo pueden.Basta con acercarse un poco hacia estas concepciones para contagiarse de la emoción y el encanto que las componen. Velas de diversos colores, buscan al consumirse conseguir un favor determinado. Ya sea para mal de amores, enfermedad o necesidad económica, esta cera teñida tiene un cometido.

Igual ocurre con los polvos milagrosos: los hay para todo tipo de requerimiento. Ven a mí, Yo domino a mi mujer, Yo domino a mi hombre, Velo de novia, Ven, Sígueme y obedéceme, Regresa a mí, Corderito manso, son algunos de los sugeridos para que la persona amada esté a su lado, y se decida a quedarse con usted para siempre.

Claro que para hacerlos más efectivos, lo más recomendable es combinarlos con las aguas milagrosas, que hay de todo tipo, desde el Agua Florida hasta la bendita agua de San Simón y si a eso sumamos los maravillosos aceites para los siete baños, dicen algunos, el trabajo está garantizado.

Para conocer más a fondo este tipo de creencias nos acercamos hasta el Mercado Central. En el sótano, medio escondidos entre verduras y frutas, se encuentran más de tres puestos en donde el colorido de las velas y la aromática sensación del incienso invitan a acercarse y curiosear un poco.
Herraduras, candelas y veladoras en todas las tonalidades, imágenes de santos montadas en hojalata o en bulto, linaza, eucalipto, ruda, jazmín, romero, ajos, oraciones impresas en papel de colores, poderosos polvos del Jorobado Humillador, polvo de San Alejo, Tapa bocas, Sin rumor, Vuelve pronto, No me olvides y Quédate a mi lado.Todo esto apiñado en un pequeño espacio de cinco metros de largo y dos de ancho, con instrucciones en español e inglés para que el turista que pase por ahí en busca de alguna artesanía, pueda también conocer el producto y sentirse atraído a consumirlo.

Amuletos, los hay por montón, el Cósmico, el Talismán colmillo de coyote, el Jala jala, la piedra imán, la cruz de Caravaca, el escudo de San Cono y la mano de Gloria, en fin todos provistos de los elementos necesarios que harán que con perseverancia en la oración, unas cuantas velas encendidas y una buena dosis de fe, la petición sea escuchada.

Si quiere alejar de usted a las personas envidiosas, chismosas o simplemente a las que se interponen en tu camino, algo encontrarás dentro de esta enorme gama de hierbas y pociones.

Lo mismo va para aquellas enfermedades ocasionadas por un mal, con unas cuantas yerbas y aceites apropiados estas desaparecen y en ocasiones, asegura una persona que se encuentra al lado comprando unas velas, se revierte.
San Simón, San Antonio, que ya no es tan solicitado según dicen, el Ánima Sola, muy usada para recuperar el amor perdido, pero a la que debe temérsele, porque si bien es cierto que es efectiva y trae al ser amado de vuelta, ningún otro amor volverá a tocar la puerta, San Fernando y otros más se iluminan con el resplandor de una vela, mientras las personas esparcen sobre su cuerpo los polvos milagrosos o derraman dentro del agua de baño un poco de ilusión rosada.

Los pétalos de rosa, la ruda, la chilca, la manzanilla y un poco de canela contribuyen también a que la magia florezca y dé buenos resultados. Y así, entre el rumor de este recinto y la ilusión de que lo que se quiere se tendrá, muchas personas salen del lugar con algún paquete entre las manos.