Fue que el hoplita enterró su lanza cansada en tierras de buenos frutos. Quiso pastar y sembrar, colgar el escudo como testigo del valor al servicio de la patria. Quiso procrear y pacer. Entenderse con los años y las lunas; alabar a las diosas desde el cuerpo mortal de su diosa, ganada como botín de guerra, amada como dueña de su mundo. suerte no se si sea esto