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Qué es el trasplante de médula ósea y de células madre El trasplante de sangre y médula es un procedimiento médico en el que la médula enferma (tejido esponjoso y adiposo que se encuentra en el interior de los huesos más grandes) es destruida y luego reemplazada con médula ósea sana del paciente o de un donante voluntario. Se trata de un tratamiento utilizado con mayor frecuencia para la leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple. También puede utilizarse para algunas enfermedades genéticas que afectan la sangre. El propósito de la médula ósea y las células madre hematopoyéticas (formadoras de sangre) La médula ósea produce más de 20 mil millones de células sanguíneas nuevas por día durante la vida de una persona. La fuerza conductora detrás de ese crecimiento es la célula madre hematopoyética. Las células madre hematopoyéticas se encuentran tanto en el torrente sanguíneo como en la médula ósea. Esta célula especializada tiene la capacidad de reproducirse y crear los diferentes tipos de células que componen nuestra sangre. Ellas incluyen los glóbulos rojos (células que transportan oxígeno a todas las partes del cuerpo), los glóbulos blancos (células que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades) y las plaquetas (células que ayudan a la sangre a coagular y a controlar el sangrado). Las señales que pasan del cuerpo a la médula ósea les indican a las células madre qué tipos de células son más necesarias. Las funciones esenciales de los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas están alteradas en los pacientes que tienen enfermedades de la médula ósea y ciertos tipos de cáncer. Hoy en día, a un trasplante de médula ósea se lo denomina más comúnmente trasplante de células madre porque, normalmente, lo que se trasplanta son las células madre sanguíneas y no el tejido de la médula ósea propiamente dicha. Tipos de trasplante de células madre Existen dos tipos principales de trasplantes: el trasplante autólogo (también llamado autotrasplante) y el trasplante alogénico (también llamado alotrasplante). El paciente que se somete a un autotrasplante recibe sus propias células madre. Por otro lado, el paciente que se somete a un alotrasplante recibe células de otra persona. Independientemente del origen de las células madre, el trasplante se realiza mediante la infusión, o la transfusión, de las células madre recolectadas en una vena del paciente. Las células madre luego permanecen en el torrente sanguíneo durante unas 24 horas hasta que encuentran el camino hacia el espacio medular, donde crecen y se multiplican, y así inician el proceso de curación. En el proceso del autotrasplante, las células madre del paciente se recolectan y se almacenan en un congelador especializado que puede preservarlas durante décadas. Normalmente, el paciente es tratado la semana siguiente con dosis potentes de quimioterapia y/o radioterapia, tras lo cual las células madre congeladas se descongelan y se transfunden de nuevo al paciente.