Respuesta :

En su manera de proceder sin embargo hubo más de una. Mientras que Pizarro creía en la prioridad de la sangre, Cortés argumentaba más en lo político. Su audacia en este ramo lo llevó a conquistar a un Imperio que lo superaba militarmente y que hubiese acabado con él con mucha facilidad. Por lo demás, las mismas condiciones encontró Pizarro en el Imperio Inca: división política interna y un rencor añejo de los pueblos sometidos hacia el Imperio.Pizarro era analfabeta. Cortés estudió leyes en la Universidad de Salamanca. Antes de eso, su tío, Francisco Núñez de Valera, casado con Inés de Paz, hermana de Martín Cortés (padre de Hernán Cortés), le había enseñado latín, que era imprescindible para ir a la universidad, pues la cátedra se impartía en latín. Por alusiones del mismo Cortés resulta claro que estaba familiarizado con la historia romana, además de ser hombre sumamente avispado en materias legales.
Cortés nunca cometía una crueldad innecesaria. Muchas veces los vencidos quedaban sorprendidos de ver cómo Cortés no tomaba represalias, y sus propios soldados lo comparaban con Alejandro Magno, no sólo por ser "valeroso y esforzado", sino porque era magnánimo con los que antes habían sido sus enemigos.
Pizarro era hombre de éxito tardío, aunque de carrera temprana. Había servido en los Tercios del Gran Capitán, en Italia, y había sido uno de los que presenciaron aquel momento épico en que Balboa tomó posesión del Océano Pacífico. Tenía unos cincuenta años cuando conquistó Perú.
Cortés, como hidalgo que era, sabía bien montar a caballo y menear lanza, espada y rodela, pero fuera de algunas cabalgadas contra los indios de Cuba, y de duelos a espada con españoles, no tenía otra experiencia militar. Pero era hombre de genio en dicho terreno. Cortés tenía 35 años cuando llegó a lo que sería Nueva España. Tendría alrededor de 37 años cuando conquistó Tenochtitlan.
A más de ello, ambos eran valientes, osados, orgullosos, como extremeños que eran, hijos de sus obras, altivos como buenos españoles, y aportaron mucho, por su labor fundante de colonización, a lo que después serían los virreinatos más ricos de América.