Respuesta :

Los impactos de las acciones militares sobre el medio ambiente son globales y persistentes. Las acciones de combate generan la emisión de una variada gama de contaminantes, que comienza con la preparación misma de un ataque, luego la contaminación se acelera durante el ataque y posteriormente según sus características, la contaminación puede extender sus efectos y aún profundizarlos por muchos años. La destrucción física de la naturaleza se ve apresurada por la destrucción directa, pero también por la demolición de infraestructuras, las migraciones de refugiados o de manera indirecta como hemos visto recientemente en Irak, por desórdenes graves y saqueos. Los impactos sobre los suelos y el uso de la tierra, los efectos sobre las disponibilidades de agua, la calidad del aire, la flora y la fauna, así como la alteración de los ecosistemas, son sólo algunos de los aspectos que pueden provocar la destrucción del medio ambiente. A más largo plazo, también se debe considerar en este proceso las contaminaciones por derrames de petróleo, así como las descargas de otros desechos peligrosos. Y sin lugar a dudas, la más dañina de ellas y cuyo impacto puede seguir presente durante miles de años es la contaminación radioactiva.

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Los impactos de las acciones militares sobre el medio ambiente son globales y persistentes. Las acciones de combate generan la emisión de una variada gama de contaminantes, que comienza con la preparación misma de un ataque, luego la contaminación se acelera durante el ataque y posteriormente según sus características, la contaminación puede extender sus efectos y aún profundizarlos por muchos años. La destrucción física de la naturaleza se ve apresurada por la destrucción directa, pero también por la demolición de infraestructuras, las migraciones de refugiados o de manera indirecta como hemos visto recientemente en Irak, por desórdenes graves y saqueos. Los impactos sobre los suelos y el uso de la tierra, los efectos sobre las disponibilidades de agua, la calidad del aire, la flora y la fauna, así como la alteración de los ecosistemas, son sólo algunos de los aspectos que pueden provocar la destrucción del medio ambiente. A más largo plazo, también se debe considerar en este proceso las contaminaciones por derrames de petróleo, así como las descargas de otros desechos peligrosos. Y sin lugar a dudas, la más dañina de ellas y cuyo impacto puede seguir presente durante miles de años es la contaminación radioactiva.