Gramsci fue un intelectual orgánico. Precisamente su organicidad como hombre de pensamiento y acción se funda en un profundo conocimiento de la Filosofía y la Historia y una extraordinaria sensibilidad cultural para captar la realidad y sus necesidades con sentido político. En Filosofía, como en otros ámbitos de la cultura la hondura de sus reflexiones deviene legado necesario para la contemporaneidad.
Sus reflexiones críticas en torno a "El materialismo Histórico y la filosofía de Benedetto Croce", entre otros, contiene profundas ideas esenciales sobre el devenir filosófico, sus determinaciones, condicionamientos y las múltiples mediaciones en que se conforma y despliega. El filósofo marxista, descontento con la concepción comúnmente aceptada de la historia de la filosofía como historia de las ideas de los filósofos, expone un conjunto de tesis sustancialmente enriquecedoras. Entre otras, sobresale la connotación sociocultural antropológica que imprime Gramsci a la historia de la filosofía. En su intelección la historia de la filosofía no es sólo historia del conocimiento, sino historia de la actividad humana -que incluye momentos de carácter gnoseológico, axiológico, práctico y comunicativo- encarnada en la cultura. En este sentido, hacer historia de la filosofía, es al mismo tiempo hacer historia del despliegue cultural del hombre en las varias expresiones de su ser esencial, sintetizados en la "historia concreta y completa (integral) (....) y sus formas diversas de combinación ideológica".