Respuesta :

Espero que te sirva y puedas sacar los datos + importantes.

 

Las mujeres han tenido que soportar épocas enteras de discriminación. Sin entrar en hechos históricos ni en comparaciones con otras minorías, parece que las mujeres han conseguido dejar claro su papel en la sociedad: igualdad de condiciones respecto a los hombres. En el Ecuador, como en otros países, todavía queda camino por recorrer. Parece que a los ecuatorianos no nos da cargo de conciencia ‘mirar para otro lado’ al enterarnos de la situación que viven muchas mujeres en nuestro país. ¿Acaso nos parece un mal menor el predominio del papel de proveedor único (económicamente) que tienen los hombres en nuestro país? Esto se acentúa en los estratos más bajos de la sociedad donde las mujeres se quedan en casa cuidando de ocho niños mientras los hombres trabajan cuatro días a la semana. El mayor problema es que cuando llega el viernes se beben la mitad de lo ganado. Existen problemas educacionales de trasfondo que permiten la existencia de este nivel de vida cavernícola. Pero a veces nos olvidamos de preguntarnos qué otra opción tienen las mujeres en el Ecuador. Más específicamente, ¿qué pasa si deciden trabajar?

En el Ecuador, como en muchos países sudamericanos, la discriminación salarial en contra de las mujeres ha disminuido en las últimas décadas. Estudios realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo argumentan que la legislación progresista durante las últimas décadas es uno de los factores que ha permitido este avance. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, ¿sabía usted que en el Ecuador, en promedio, los sueldos de los hombres son entre 7,1% y 11,2% más altos que los de las mujeres? ¿Sabía usted que dichas desigualdades crecen cuando se analizan únicamente los estratos económicos más bajos de nuestro país?

Crecientemente las mujeres han dejado de ser amas de casa a tiempo completo para ingresar al mercado laboral. Esta tendencia no responde únicamente a la evolución social que va eliminando, en algo, el abusivo machismo. ¡Bueno fuera! La realidad es que otros factores socioeconómicos, característicos de nuestro país, obligan a muchas mujeres a probar suerte en un difícil mercado laboral. Por ejemplo, la gran ola de migración que ha vivido el país durante la última década ha dejado a muchas mujeres solas con sus hijos. Además, las madres solteras y las mujeres de hogares de clase media y baja se han visto obligadas a ingresar al mercado laboral por necesidades económicas.

¿Con qué se encuentran estas mujeres cuando, por uno u otro motivo, deciden ingresar al mercado laboral? Además de los números que presenté anteriormente, hay otros datos a tener en cuenta. Revisemos las estadísticas: A pesar de que las mujeres tienen, en promedio, niveles educacionales superiores a los de los hombres, su sueldo sigue siendo inferior. Además, la discriminación salarial es aún mayor para mujeres con hijos menores de siete años. Esto es principalmente consecuencia de la situación desesperada que las obliga a aceptar cualquier empleo para sostener a sus bebes. Este último caso se agrava mientras más bajo sea su nivel de educación.

¿Por qué se dan estas desigualdades? Una de las principales causas de las desigualdades de género en los sueldos en el Ecuador es el gran tamaño del sector informal. En esta parte de la economía no importan las leyes progresistas. Más aún, en el sector informal la experiencia es mucho más valiosa que la educación, y las mujeres se ven afectadas en el rubro de experiencia por los ‘descansos que se toman” para dar vida a sus hijos. En otras palabras, en el sector informal más vale un hombre que abandonó el colegio a los doce años y que lleva tres años trabajando en ‘lo que sea’ que una mujer recién salida del Bachillerato. 

Sería muy positivo disminuir (y con el tiempo, eliminar) la discriminación salarial que viven las mujeres en el Ecuador. El tener oportunidades laborales da una segunda opción a la mujer que vive oprimida por un esposo machista. Si la mujer sabe que puede salir adelante por sí misma en un mercado laboral justo, entonces no será sumisa a un hombre abusivo. Algunos estudios en otras partes del mundo muestran que mayores y mejores oportunidades laborales para las mujeres resultan en disminución del machismo.

El crecimiento económico y la legislación son partes importantes de la solución a estos problemas. Lamentablemente, el ecuatoriano común no puede influir mucho en esos aspectos. En lo que sí puede avanzar es en darse cuenta que hombres y mujeres tenemos más en común de lo que pensamos. Una forma de demostrarlo sería, por ejemplo, preguntándose si estaría usted, hombre ecuatoriano, dispuesto a renunciar a su trabajo para cuidar de su recién nacido si su esposa tiene un trabajo mejor que el suyo. Talvez en Ecuador, a diferencia de muchos países desarrollados, todavía veríamos esto como un ataque a nuestra adorada ‘hombría’. Talvez necesitamos darnos cuenta que mejor muestra de ‘hombría’ es tener el valor de luchar contra el machismo y la discriminación.